Mantener una vivencia Sacramental.
Amantes de Jesús Eucaristía.
Promotores del carisma Amor y Oblación.
Participación activa en actividades de las religiosas Oblatas al Divino Amor.
Amantes de la Virgen María.
Evangelizan y catequizan a su alrededor.
Viven y promueven una vida familiar a ejemplo de la familia de Nazareth.
Promotores de la justicia la paz y la democracia.
Reparadoras del Sagrado Corazón.
Empezar a estudiar en el Colegio Sagrado Corazón, siempre he dicho que ha sido una diosidebcia ya que fue muy fácil mi entrada desde que llegué a vivir en el país. Durante mis cuatro años de estudiante siempre estuve agradecida por la calidad de profes que teníamos, exigentes que nos motivaban a seguir estudiando, cómo católica agradezco todos los valores teóricos y morales que me enseñaron, y todas las experiencias en retiros que cambiaron mi vida. En mi último año, agradecí todos los cariños que nos dieron, y que me preparan tan bien para bachillerato. Hoy como egresada, agradezco la oportunidad que me da el cole de continuar con el proyecto de la Juventud Oblata, de la que he sido parte desde sus inicios y espero seguirlo siendo por muchos años más. Generación 2015. Danna Baquero
¿Qué fue para mí estudiar en el Colegio Sagrado Corazón?, además de ser una experiencia de trece años sumamente enriquecedora a nivel académico en cada materia y en aspectos como la responsabilidad, el estudio, etc., fue una experiencia viva de Dios, de formar paso a paso, cada año, una estrecha y mayor relación con Él, de siempre tomarlo en cuenta en todo lo que hacía en el colegio: trabajos, exámenes, actos cívicos, presentaciones, convivencias…, también de ir creando un perfil de estudiante lleno de valores, actitudes y principios para la vida universitaria y laboral, para la vida en su totalidad. El apoyo de las Religiosas Oblatas Al Divino Amor (RODA), el personal docente y demás personas que hacen que el estudio en ese colegio sea posible, es el por qué hoy baso todo lo que hago en Dios, sin olvidar los importantes consejos, memorias y sobre todo cariño, que adquirí en esos trece años, en el lugar que fue como un segundo hogar, el lugar que sigue siendo un lugar de posibilidades para mi carrera y mi persona y el lugar donde sé que puedo volver. El Colegio Sagrado Corazón, además de ser un colegio, es un refugio, es un ambiente donde se aprende para la vida y nunca se olvida.
Generación 2016. Andrea Montero Bermúdez.